¿Por qué duele TANTO el dolor?



No creo que una langosta sea capaz del mismo sufrimiento que un perro. Me parece que todos intuimos esto, de alguna manera. Si cuando alimentas un perro te agachas un poco más y miras el suelo, verás montones de animalitos minúsculos luchando por su vida, con hambre, frío, calor, sed, heridas mortales, etc. Pero a la mayoría no nos preocupa ni de casualidad tanto como el perro.

Y podemos decir "Bueno, eso es por empatía, como el perro se nos parece más nos identificamos mejor con su sufrimiento", pero tengo razones para pensar que no es tan caprichoso. Si veo un perro con una herida agusanada, intentaré curarlo, por más que al hacerlo esté matando o condenando a un montón de gusanos. Y no es porque sea un animal doméstico. Haría lo mismo por un ciervo, si tuviese ocasión

Hay que preguntarnos, ¿qué es el sufrimiento? ¿Es lo mismo que el dolor? ¿Por qué el dolor duele tanto? ¿Se lo han preguntado? ¿Por qué tanto? Si su función es señalar que estamos haciendo algo que nos daña, y que es mejor evitarlo, ¿por qué no simplemente algo que aparezca ante nuestra conciencia como un popup, como una notificación de cuando algo anda mal en un sistema operativo?

¿De qué lado están nuestros genes?

A nuestros genes no les importamos. No quieren que seamos felices, porque no somos máquinas de felicidad sino máquinas de replicar genes (lo mismo se aplica a la adquisición de conocimientos precisos y fiables, y por eso necesitamos del Método Científico para poder adquirir conocimientos A PESAR del hecho de ser monos irracionales que se enamoran de sus ideas y no quieren soltarlas incluso cuando no encajan con los hechos). Por eso somos capaces de sufrir por soledad, por falta de sexo, por falta de status, o por cualquier cosa que en nuestro pasado evolutivo fuera antecedente causal de dificultades reproductivas (en otras palabras, cada forma de sufrimiento es funcional para la replicación de los genes que programan esa forma de sufrimiento, ya que deriva en su copia).

Lo mismo vale para el dolor (que es un tipo de sufrimiento, como la tristeza, el asco, la vergüenza, etc.): señaliza cosas que en nuestro pasado evolutivo eran antecedente causal de dificultades reproductivas. Por ejemplo, no hacer caso a lo que nos hiere (o a las heridas mismas) solía ser antecedente causal de infecciones mortales, y resulta que morirse por lo general es un serio impedimento para la reproducción. Bajo esta luz funcional del dolor, la razón de la magnitud del dolor que causa un golpe en los testículos es clarísima.

Pero aún así, la gente que desea no sentir dolor no sabe bien lo que está pidiendo. Tenemos casos de personas congénitamente insensibles al dolor. Sus cuerpos se van deteriorando por las razones más tontas. Por razones que ni se nos habrían ocurrido. Además de morderse la lengua hasta hacérsela mierda, y de quemarse con la sopa, se desgastan sus articulaciones por mantener posturas forzadas. Las rodillas, por ejemplo: no nos damos cuenta de cómo al estar parados vamos cambiando de posición sin siquiera pensarlo, en respuesta a que mucho tiempo en la misma posición hace que el dolor vaya creciendo. Pero no llegamos a registrarlo como DOLOR antes de que automáticamente cambiemos de posición.

Bueno, a las personas insensibles al dolor se les pasa por alto esto. También hemos tenido casos (pocos) de personas incapaces de miedo. Y es tan problemático como la insensibilidad al dolor.

¿Por qué, entonces, duele TANTO?

Esta es una respuesta prematura:

Porque si la advertencia se presentara como un simple popup en la conciencia diciéndonos que no hagamos algo podríamos simplemente desobedecer.

Esa respuesta falla en comprender la complejidad del asunto. ¿Por qué íbamos a poder "simplemente" desobedecer? La selección natural hallaría una solución fácil programándonos una incapacidad absoluta para desobedecer, y listo. Pero ¿sería conveniente programar eso?

El dolor no existe para hacer obligatoria una opción. Existe justamente por lo contrario.

Todo el tiempo estamos sopesando dolores contra otras cosas que se nos pueden antojar. En el ajetreo diario, o incluso al hacer algo tan simple como la cola para un trámite, nuestro cuerpo se va cansando. Nos pide descanso, o sentarnos, o hasta una siesta. Pero resistimos, porque tenemos otros intereses. Salimos a trotar, el cuerpo nos empieza a doler, pero queremos un poco más de ejercicio y seguimos (si estamos haciendo un deporte de competencia, el incentivo para ignorar el dolor es incluso mayor). Nos molesta una piedra en el zapato, pero decidimos quitárnosla luego de llegar a nuestro destino para hacer más rápido.

Entonces tenemos intereses que pueden oponerse a lo que la señal de dolor busca (que paremos de hacer lo que sea que estemos haciendo). Tenemos, entonces, conflictos internos de intereses. Y para sopesar el interés de la autopreservación física (que se manifiesta como dolor) contra los demás intereses, todos los intereses deben ser registrados con alguna magnitud por aquellos módulos cerebrales que se encargan de la toma de decisiones.

Cómo cambiar de posición normalmente no nos cuesta nada (es decir, no se opone a otros intereses), lo hacemos ante la más mínima señal de dolor, que concientemente ni siquiera llegamos a registrar como tal. Mientras charlamos con alguien cambiamos de posición, sin reparar por un instante al hecho de que fue porque hubo un pequeñísimo dolor, aunque pueda prestarse a debate filosófico si acaso hubo dolor si nuestra conciencia no lo percibió como tal (inversamente se podría argumentar que, de alguna manera, estamos sufriendo todo el tiempo, sin parar, podemos reinterpretar los conflictos de intereses como conflictos de sufrimientos, o como conflictos de duḥkha, para tomar una palabra del budismo).

Plantas sufrientes

Una objeción que a menudo hacen a las personas cuya preocupación por la situación de otros animales se refleja en su dieta es "Pero comes plantas, que también están vivas", o hasta "Las plantas también sienten". Pero puedo decir que las plantas no sienten dolor sin necesidad de recurrir a ninguna investigación sobre los detalles de su fisiología (como la carencia de sistema nervioso central, o que en algunos casos ni siquiera pueda delimitarse un individuo de otro). La inflexibilidad de las respuestas de una planta ante estímulos ambientales hace que no tenga conflictos de intereses. La simplicidad de la programación necesaria para que haya estímulo → respuesta vuelve totalmente inverosímil cualquier teoría de que las plantas puedan sentir.

¿Para qué tenemos sistemas nerviosos?

La función de los sistemas nerviosos es muy clara: flexibilidad de respuesta ante un ambiente (para eso sirve aprender). Las plantas no la tienen (podría decirse que no la necesitan, pero sería una afirmación confusa). Hay plantas que reaccionan ante algún estímulo externo en forma física o química, pero es una respuesta totalmente automática, que no requiere flexibilidad ni procesamiento centralizado. Y por eso las sugerencias de que sienten y sufren no merecen ser tomadas en serio ni por un segundo.

¿Qué hay de las criaturas con sistemas nerviosos más simples?

Por la misma razón utilitaria que expuse sobre el sufrimiento de las plantas, estoy seguro de que sufrimos de formas que a un insecto no podrían servirle. Un ejemplo: arrepentimiento. Es un tipo de sufrimiento que sería totalmente inútil en un ente incapaz de visión a futuro a largo plazo y una compleja capacidad de aprendizaje. Los insectos se comportan como si no tuviesen esas cosas, y por eso estoy bien seguro de que no tienen lo que nosotros llamamos arrepentimiento o remordimiento. O vergüenza. O culpa. Probablemente la mayoría estaría de acuerdo hasta ahí, pero con el dolor puede ser más difícil de aceptar. No obstante, si entendemos que el dolor existe para dar magnitud al interés de autopreservación contra otros posibles intereses en conflicto con aquel, tenemos que concluir que los insectos tienen que tener una capacidad de sufrimiento mucho menor, por el simple hecho de que sus conflictos de intereses son mucho menores.

Las respuestas de un insecto ante su ambiente son bastante limitadas (y por lo tanto automáticas). Tienen cierta capacidad de aprendizaje, lo que les da cierta flexibilidad, pero no es tanta. Eso hace que sus intereses sean simples y directos. Y, por esta razón, el dolor no tiene por qué ser inmenso.

Dolor y rebeldía


En nuestro caso, nuestros intereses son de lo más complejos y variables. Nos infligimos daños por razones muy locas. Somos capaces de soportar grandes dolores para lograr algún cometido. Somos la especie potencialmente más desobediente al dolor. Y por la misma razón creo que somos la especie que con mayor intensidad lo siente. La magnitud del dolor tuvo que haber ido creciendo junto con la amplitud de nuestra gama de elecciones para responder a nuestra amplia gama de intereses, que a menudo entran en conflicto entre sí. Para mantenernos en línea, nuestro dolor simplemente tiene que ser MUCHO mayor que para mantener en línea a un insecto. La flexibilidad humana es tal que somos capaces de dejar totalmente de lado el propósito de nuestros genes, y dedicarnos a cualquier cosa menos a replicarlos. Somos animales capaces de dejarse morir de hambre a propósito, por orgullo o para demostrar un punto.

Somos capaces de clavarnos agujas para tener un tattoo (¿qué otro animal haría eso?). Apuesto a que en un insecto el hambre o el dolor sí se asemejan más a una notificación de Windows que a lo que nosotros experimentamos como dolor, simplemente porque no tienen la capacidad de procesamiento como para desobedecer.

Creo que es posible que alguna vez nuestras computadoras lleguen al nivel de complejidad funcional de un insecto, y más. Si dejamos que su programación evolucione a través de algún proceso selectivo, hasta me parece posible que alguna vez desarrollen algo filosóficamente indistinguible del dolor. Mientras tanto, podemos explicar la conducta de un robot programado para protegerse sin acudir a una teoría del dolor. Pero eventualmente se puede llegar a un punto en el que si alguien dice de un robot "No siente dolor verdad, es sólo una simulación, es sólo la interacción de sus partes robóticas", entonces lo mismo se puede decir de nosotros.

Reconocer la sintiencia en otras especies por nuestra ancestralidad común

Entendemos el sufrimiento de otros mamíferos por su gran parecido con nosotros. Entendemos otras de sus emociones también. Podemos leer hasta sus expresiones faciales. Muchas veces entendemos sus juegos, su felicidad, su tristeza, su sorpresa, sus celos, su miedo, etc. Y lo entendemos intuitivamente. Esto puede hacer que pensemos que el reconocimiento se basa únicamente en nuestro parecido, y que la única razón para no reconocerlo en una ostra es que no se nos parece.

No es cierto. Se ha demostrado que los pulpos (exactamente tan distantes de nosotros como las ostras) poseen gran inteligencia. La inteligencia sirve exactamente para dar flexibilidad a las respuestas de un organismo ante estímulos ambientales. Para mí forzosamente esta flexibilidad implica conflictos de intereses, y estos a su vez implican sufrimiento. Por lo tanto reconozco a los pulpos una capacidad de sufrimiento que seguramente nuestro antepasado común no tenía (es decir, evolucionamos nuestras capacidades de inteligencia/sufrimiento en forma independiente).

Pulpo logra resolver cómo abrir un frasco

En algunos países los pulpos están en la lista de animales experimentales sobre los que no se puede hacer cirugía sin anestesia. En el Reino Unido reciben una protección legal que no se da a ningún otro invertebrado. Seguramente entendemos mejor las emociones de un perro y sus distintas formas de sufrimiento, y esto es en parte porque los mamíferos placentarios somos parientes relativamente cercanos (además siendo ambos especies sociales compartimos emociones sociales, y habiendo evolucionado con nosotros fueron adquiriendo expresiones faciales que les sirven para que los entendamos), pero a pesar de eso, y por lo antes expuesto, no parece que sea apropiado reconocerles automáticamente una capacidad de sufrimiento mayor que la de un pulpo.

Comentarios

  1. Que hermosura me haz hecho leer. Escribiste una respuesta paciente para una cuestión obvia (no es comparable el dolor entre animales y vegetales, y tampoco entre animales e insectos, y menos aua si hablamos de sufrimiento que es algo muy diferente al dolor). Los alcances de tu respuesta superan por lejos el requerimiento de la pregunta, alcanzando el poder de cambiar mi percepción del dolor y el sufrimiento humano.

    Muchas gracias.

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