La naturaleza no nos dice nada acerca del veganismo



¿Alguna vez has argumentado que nuestros cuerpos no están hechos para comer carne?

Ed Winters

Cuando los primeros filósofos se enfrentaban a preguntas difíciles tales como: “porqué las cosas caen, en vez de subir?” Ellos, sin ninguna vergüenza, respondían: es natural que hagan eso. Tal respuesta hoy en día sería ignorada y, con buena razón, considerada ridícula. Versiones un poco más sofisticadas de los argumentos sobre “la naturaleza” y “lo natural” son todavía usadas en muchas áreas de debate y aterradoramente frecuente en discusiones sobre dietas vegetarianas y veganas.

Un argumento sin sentido.

Gary Yourofsky

Algunos veganos argumentan que es natural para los humanos alimentarse solo de vegetales, mientras que gente que come carne argumenta que es natural para los humanos comer carne (a menudo citando a Desmond Morris y la hipótesis de la sabana). Ambos lados utilizan la falacia “Cherry picking” sobre rasgos de la anatomía humana para sostener sus argumentos. Si alguna vez te encuentras en un debate en donde la persona con la que estás debatiendo usa el mismo argumento que tú para probar lo contrario, deberías tener una fuerte sospecha, de que alguno de los dos o probablemente los dos, están fallando en entender sus propios argumentos. Para entender por qué estos argumentos no tienen sentido, necesitamos romper estas justificaciones en piezas, para poderlas razonar.

Usando las palabras correctas.

Muy seguido se discute sobre que no estamos diseñados o hechos para comer carne. A muchos veganos esto les parece una afirmación muy razonable y firme (comó sucede con algunos activistas conocidos: Ed Winters, James Aspey, Gary Yourofsky). En primer lugar, debemos dejar de usar las palabras “diseñados” y “hechos”, porque ambas implican intención, a menos que usted tenga ideas fundamentalistas sobre creaciones divinas. Reemplazar esas palabras por la única que se puede usar: evolucionamos. La evolución posiciona en la cima a todas esas capacidades de todas las formas de vida, que aumentan las posibilidades de reproducirse de esos organismos. No hay diseño o intención, ni ningún plan, tampoco moral o ética en la evolución, solamente una pequeña recompensa en el logro por reproducirse, acompañado por variaciones en el ADN al azar.

Si reemplazamos la palabra “evolución” por “diseño”, los argumentos empiezan a mostrar debilidad. ¿Qué queremos decir cuando decimos que las especies han evolucionado para algo? Sabemos que los gorriones han evolucionado para volar por que pueden hacerlo: tiene que haber una ventaja evolutiva en volar para el gorrión en la lucha por sobrevivir. Sabemos que los pingüinos no obtuvieron ninguna ventaja evolutiva con el hecho de volar, porque ellos, han perdido esa habilidad. (Sus alas por ejemplo, tienen más ventaja si se usan de otra manera).

Algunos argumentan que los humanos pueden sufrir daños a su salud o reducción de su expectativa de vida como consecuencia de consumir carne, o que los humanos no poseemos garras o dientes para cazar antílopes, y que esto es prueba suficiente para asumir que los humanos no han evolucionado para comer carne, por lo tanto estamos actuando de manera “anti-natural”. Veamos como estas ideas se aplican a otros animales.

Sabemos que los buitres comen la carne que los leones no, ya que las chances de intoxicación o envenenamiento para estos últimos, son bastante altas. Los buitres, como bien sabemos están pobremente equipados para poder cazar a sus presas y deben alimentarse de carroña. Es ridiculo argumentar entonces, que “no es natural” para los buitres alimentarse con carne porque carecen de armas apropiadas para atacar a sus presas, y para los leones porque carecen de un aparato digestivo apropiado para consumir carne en descomposición, entre otros muchos tipos de carne. El hecho de que los delfines son considerablemente mejores nadadores que los humanos no es un argumento para que los humanos dejen de nadar.

Para algunos esto puede sonar como un rotundo ataque al veganismo, pero no lo es. Es un ataque a los argumentos malos e irrelevantes. Para dejarlo en claro: los humanos han evolucionado para consumir carne (así como también vegetales). Muchas veces se asume que si hemos evolucionado para hacer algo, debemos hacerlo. Y es acá en donde la falla lógica se esconde, no entender este error es el porqué existen tantos veganos que apasionadamente utilizan el argumento del cual hablamos. Haber desarrollado una habilidad por medio de la evolución, no quiere decir que debamos aceptarla moralmente. Muy fácilmente podemos ver que esto es así, reemplazando “comer carne” con alguna otra característica humana como robar, mentir, asesinar o hacer guerras.

Para todo lo anterior, estamos dispuestos a crear leyes para detenerlas o limitarlas de alguna forma. Por lo tanto, una característica que desarrollamos con la evolución, no confiere aceptación moral.

Debemos tener en cuenta otras cosas, antes de afirmar que alguna acción es moral o no lo es.

Más allá de los jugos gástricos y las garras.

¿Por qué muchas personas justifican su dieta, asociándola con lo natural que es esta? El corazón de esta pregunta es la selección de atributos que hemos adquiridos con la evolución que defienden estas teorías que comentamos a continuación. Es fácil de entender la relación directa entre la habilidad de cazar, comer carne y nuestra dieta. Las dos están muy unidas pero también lo está la reproducción y la violación. Nuestra especie no es una simple máquina de comer bien evolucionada. Nuestro éxito como especie no depende de nuestra habilidad de consumir alimento —existen y han existido muchas otras especies que han sido por lejos, mejores cazadores y recolectores que nosotros— es nuestra capacidad de vivir en sociedad.

Las habilidades mentales requeridas para crecer en grandes grupos interdependientes son inmensas: lenguaje complejo, empatía, nociones diversas de parentesco, simpatía, lealtad, venganza, pensamiento lógico, justicia, reciprocidad, por nombrar solo algunas. Cuando buscamos justificaciones para nuestra moral, a lo que menos importancia le damos es a nuestros vestigios anatómicos heredados por antiguos ancestros —como el tamaño de nuestros colmillos— donde deberíamos estar buscando es en nuestras características mentales que han evolucionado para permitirnos entender el sufrimiento que generamos a nuestras víctimas, el impacto de nuestras elecciones en el medio ambiente y en nuestro cuerpo. Uno puede imaginarse un planeta muy lejano en donde la especie inteligente dominante es únicamente carnivora. Sin embargo, su inteligencia les ha proporcionado empatía con su presa y una comprensión de su entorno, que a su tiempo, ve la adopción del veganismo como la elección moral y lógica inevitable.

El argumento para evitar dañar a otros no esta en la dieta: se encuentra en nuestra mente.




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